tarde de perras

Arrojo silencios de fuego
directa a la piel
en el sueño.
Camino por un suelo frio
una tarde de rebajas
y pienso,
si me harán feliz,
si me sentiré mejor
si la tienda está llena,
y que si aquel hombre me empuja
tendré ganas de partirle la cara,
y me veo capaz
en la puerta del Corte Inglés
de hacerle volar los dientes
a un desconocido
con el poder de mi mano derecha,
y me doy miedo,
y me doy lujuria,
y miro al frente,
sorteando obstáculos
viandantes,
mendigos,
peruanitos,
abuelos y niños
y bolsas
muchas bolsas
eso sí,
muchas
son de papel
reciclado.

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